martes, 19 de febrero de 2008

Cuentos de William Payne (V)

Al final todo resultó ser un juego, Britta, July, Scottie y el periodista argentino que hacía las veces de simpático (lográndolo, aunque forzadamente) murieron por un maldito juego. Un juego de peces gordos y mentes creativas con arranques megalómanos que movían los hilos de cientos de vidas de gente ocupada, engranajes de nuestra decadente sociedad. También otros habían caído, aliándose sin saberlo con el diablo, aquellos que fueron nuestros enemigos, por ellos, lo siento menos.

Toda nuestra carrera fue un avance por un torbellino cuyo ojo, inexorablemente, terminaba en Neurocity, y una vez atravesado, en Hong Kong. Lo rehuimos un par de veces, pero acabábamos cayendo en él. Ahora teníamos las pruebas, el Santo Grial del señor Olson, y se lo entregamos en bandeja de plata. Ahora, la venganza sería cosa suya y de sus abogados, venganza que también nos valdría para apaciguar nuestras ansias por las muertes de nuestros compañeros y por haber jugado y destruido parte de nuestras almas, parte de nosotros.

Todo lo que envolvía al macabro juego de marionetas con nombre en clave SIM había sido golpeado en su núcleo. La telaraña de conexiones neuronales que formaban los netrunners, ejecutivos, mercenarios y demás que querían acabar con nosotros se estaba deshaciendo, desconectando, perdiendo su núcleo y sumiéndose en una caída hacia, seguramente un nuevo plan para divertir a aquellos que gobiernan desde el cielo, en lo más alto de sus edificaciones de cristal y plastiacero. Mientras esto ocurría, nosotros descansábamos en un lujoso hotel-casino de Night City, lamiendo nuestras heridas y planteándonos de nuevo la forma de correr por el filo.

Una vez fuera; volver a recuperar nuestros contactos, conseguir una guarida y atar cabos serán nuestras misiones. Una vez fuera, tendremos volver a mirar el cielo contaminado de Night City y amartillar nuestras armas de nuevo. Tengo la sensación de que esto no ha terminado... del todo.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Mi nuevo descubrimiento: Las cartas UFS


En la pasada edición del salón del comic de Madrid me compré dos mazos del juego de cartas coleccionables UFS. Como no podía ser de otra manera (de otra manera sería pecado -en otra ocasión os hablaré de la religión Culto al Street Fighter (y la secta Iglesia de los Hadokenes de los últimos días y de la llegada de Bison a la tierra (o de Vega si llega en Japón))-). me compré los mazos de Chun-Li y de Ryu.

Es un juego muy curioso que consiste, oh sorpresa, en dar de hostias al contrario hasta que se queda KO. Aun no he cogido muy bien el tema de la estrategia, pero, ya he conseguido realizar algún combo (sobre todo con Chun-Li).

UFS, significa Universal Fighting System, vamos Sistema de Lucha Universal en el idioma de Vega. Dentro del juego puedes elegir cartas (previo paso por caja) de Street Fighter, de Soulcalibur III, de Darkstalker (lo malo de este es que no hay mazos hechos, sólo sobres) y de SNK (Samurai Shodown y KOF -Buaaaarrrrggggg- de estos tampoco hay mazos).

No olvidemos que es un juego de cartas, por lo que se pueden combinar cartas del Soulcalibur con las de Street Fighter por ejemplo.

Si miramos los dibujos de las cartas (los santos, como decía mi abuela) nos podemos encontrar maravillosas ilustraciones o herejías hechas con pinceles; eso sí, en ambos casos, muy coloristas.

El sistema de juego es rápido y mortal, e incluso tienes una especie de barra de energía para hacer supergolpes que se va rellenando (llamada momentum).

Un gran juego en el que por el momento sólo he ganado un 20% de las partidas (de 5 que he jugado sólo he ganado 1, snif)





















Mira, mira, me ha salido un Ayuken

viernes, 10 de agosto de 2007

La religión rolera (I)

Desde hace mucho mucho tiempo, he estado dando vueltas a la idea de crear una nueva secta/religión. Ni que decir que gira en torno a mi aficción favorita, el rol. Su dogma es el siguiente:

Existe un Dios omnipotente, llamado el Gran Director de Juego, el Árbitro de la Vida, el Universe Master o Amo del Universo. Él creó el mundo, y a su alrededor, con menos poder giran las Almas o Jugadores.

Cuando un Alma nace en la tierra, elige un personaje, y lo lleva desde que nace hasta que muere. En esta religión se cree en la reencarnación; cuando una Alma muere, se hace otro personaje.

Los teólogos de dicha religión (es decir, yo) discuten entre sí a cerca de la existencia de los PNJ's: ¿es un perro un PNJ?, ¿y un árbol? Este campo aun no está claro.

Los que creemos en esta religión celebramos, en honor al Dios/DJ partidas de rol representando la vida así, y un sacerdote/DJ es el que emula al Gran Director de Juego.

Como se me ha ocurrido a mi esta chorrada, pues me autoproclamo Profeta.

Y por último, acabando con este post, decir, que aquel que conociera (o conociese), que descubriera (o descubriese) el sistema de juego por el que se rige nuestro mundo, gozará de gran poder.

Alabado sea aquel que tira los dados, críticos le deseo...

jueves, 31 de mayo de 2007

Resumen

En Cyberpunk, en el año 2023 nuestros héroes se dirigen a Hong Kong mediante un billete discreto para Black Ops de Orbital Air, cedido por el padre de Britta Olson, la chica que se suicidó al descubrir algo a cerca de Neurocity.

Mientras, en Fading Suns, tras la muerte de Ramsus los personajes viajan a Ningunlugar, buscando al pirata espacial Espronceda para ver qué se propone, par qué quería la antigua Canción del Pirata.

En Rune Quest, Amigo recogió el testigo de Legotrás, recogiendo de su cuerpo inerte la Fruta del pueblo elfo y la parte de la armadura del Avatar de la guerra que éste poseía. Ahora, avanzan hacia el norte al reino vecino a iniciar una guerra, a conseguir otra parte de la armadura, a intentar conseguir la paz.

En Shadowrun, siguiendo la aventura escrita por Darokin, buscan el Santo Grial, y avanzan hacia un castillo Alemán al más puro estilo Indiana Jones y la Última Cruzada.

Y en Aquelarre, avanzando por el módulo oficial La Danza Macabra... recorren el Camino de Santiago viviendo las más surrealistas aventuras.

Ale, creo que no dirijo a más cosas (por el momento).

Necrológicas III ó Legotrás... hizo crash!!

Legotrás, era un elfo... un tanto peculiar; feo como un gobling, razón por la cual, a veces sus compañeros tenían que jurar y perjurar que era un elfo. A pesar de ello, se convirtió en un héroe, teniendo en su mano la vida neonata de todo un pueblo elfo, y la misión de llevarlo a un lugar seguro en forma de fruta mágicodivina.

Pero la muerte le sobrevino... él portaba algunas piezas de la armadura del Avatar de la guerra, motivo por el cual se lanzó a la batalla en forma berserker partiendo en dos a cualquier enemigo e incluso amigo con él que se cruzara. Una herida mortal le hizo desangrarse mientras seguía segando vidas.

Ya había sobrevivido a un desmembramiento (bendito Rune Quest), por lo cual tuvo que aprender el manejo de la espada mientras encontraba un conjuro de regeneración... a pesar de eso y de lo feo que era... se convirtió en un héroe.

lunes, 7 de mayo de 2007

Necrológicas II ó The Legend Will Never Die



Esta vez, tengo el triste deber de informar de la muerte del honorable Ramsus Omar Al-Malik o رامسوس اُمار ال-ماليك, como se escribe con los caracteres del origen de su familia. Pancreator lo eleve al Empíreo junto a Zebulón. Murió en singular combate, contra aquel quien durante un tiempo fue compañero y camarada, el Vuldrok Tulkas.

Su muerte fue vengada por el honorable Samurai Li - Halan Hima Jigoro (サムライ リ - アラン イマ ヒゴロ), también en singular combate.

Sus cenizas ahora reposan en la nave en la que viajaba, ella (y la tripulación) siguen el camino que él debió seguir; intentando limpiar su nombre ante el pirata espacial Espronceda.

miércoles, 25 de abril de 2007

Cuentos de William Payne (Parte IV)


Al parecer el estúpido matón no sabía con quien trataba, pensaba que estábamos llorando desconsolados porque el hombre del saco volvería y se comería a algún otro de nosotros. Ahora estábamos todos juntos de nuevo, y teníamos las dos armas que portaba el matón. Según dijo antes de morir los malos eran unos 30, nosotros 8, algunos heridos. Sin lugar a dudas estaban en seria desventaja, sólo 30 contra 8, contra 8 lobos heridos cuya única opción era luchar o morir, sin lugar a donde huir. Lobos heridos, lobos rabiosos, los nuevos diablos que traerían el infierno a sus antiguos dueños. Era hora de matar o morir matando.


La situación era la siguiente, estábamos en un parking automático o lo que quedaba de él, para movernos por aquí utilizaríamos la plataforma en la que vinieron los matones, que antaño fue un aparcacoches autómata, ahora se controlaba desde un panel, o eso, al menos, fue lo que sentenció Robert.

Comenzamos a movernos en la isla de metal que se deslizaba sobre robustos raíles de acero y plástico. Tras un par de giros, comenzamos nuestro descenso a lo que sería el cielo. Un ruido delató la presencia de otro de estos aparcacoches y comenzamos un tiroteo en paralelo durante la bajada. Planta, cruce de disparos, planta cruces de disparos. Todo se iluminaba durante una fracción de segundo, ellos nos tiraban trozos de plomo, nosotros a ellos también. Así durante al menos 3 ó 4 plantas. Por fin llegamos a nuestro destino, a lo que pensábamos que era la salida, pero no era así. Además, nuestros enemigos también llegaban. En el último cruce de disparos Nina cayó, no sabíamos si muerta o herida, todos corrimos a lo que parecía un coche calcinado. Nina si estaba inconsciente en el suelo no corría ningún peligro, si estaba muerta, tampoco. La situación era frustrante; sin luz, si apenas armas ni blindaje, y dos tipos jugando a cazar. El Argentino se adelantó, ya que él veía en la oscuridad. No era lo mejor mandar a alguien de los Mass Media a cubrirnos el culo, pero era nuestra mejor baza, el gato que veía en la oscuridad. Robert tampoco aguantó pacientemente y se esparció, así como más tarde yo. Todo fue muy confuso, tiros, carreras, un intento por mi parte fallido de emboscada y uno de mis compañeros que me disparaba confundido. Al final, humo. La niebla se dispersó y al parecer habíamos vencido a los dos mortales matones. Ahora teníamos sus armas, sus cascos, sus blindajes, pero no para todos. Y venían más.

Teníamos una rampa de bajada, por ahí vendrían.

Robert, en una asombrosa metamorfosis en zorro, encontró un hueco por uno de los elevadores para humanos o no tanto; desde ahí bajaríamos unos cuantos y emboscaríamos a los que subiesen por la rampa. Así hicimos. Todo fue deprisa. Ya no éramos lobos, éramos leones irrumpiendo en medio de una manada de gacelas, les destrozamos, les machacamos, les cazamos. Les hicimos sangrar y gemir, huir sin demasiado éxito. Les devoramos.

Fue un gran trabajo en equipo dentro de las posibilidades de cada uno, tras la masacre, volvimos a ser lobos.

Nos quedaban otros cuantos pisos para llegar a la salida, al parecer a partir de aquí era un parking normal. Bajamos y bajamos. Ayudamos a los heridos. Nina había perdido su pie en el ascensor, apenas se quejaba, sólo temblaba. Por fin llegamos a la calle tras encontrar en una antigua caseta de cobro parte de nuestras pertenencias.

Los tipos que habíamos masacrado tenían poco que ver con los tipos que nos encerraron aquí, o al menos eso fue lo que pensamos todos, y lo que más tarde hizo que nuestra sangre se helase.

De repente ruido de motores de Jeep; es ahora cuando venían los profesionales de verdad, no los capullos pobremente equipados con parte de nuestro equipo. Es ahora cuando sonaban las trompetas del Apocalipsis, es ahora cuando aparecerán los jinetes, probablemente más de 4 que no queremos ver. Cerca, un puente ruinoso, emblema de alguna campaña preelectoral de algún alcalde corrupto, justo, después del puente, un muro que separaba la mala vida de la terrible vida en la zona de combate de Seattle. Posiblemente, fuese nuestra única salvación, eso si los policías que guardan la entrada/salida no son demasiado ciberpsicópatas y abren fuego antes de preguntar. Esa preocupación me la guardé, las cosas ya estaban lo suficientemente jodidas.

Corrimos, reptamos, nos arrastramos hasta el puente. En la rivera del río los caballos, encima, los jinetes. No llevaban guadañas, llevaban cañones de 7.62mm. Gran problema.

Nuestra carrera contra reloj contra el juicio final fue frenética, al llegar al primer cuarto del puente, se preveían infructuosa. Llegamos a lo que fueron un par de cables de acero que sujetaban parte de la estructura del puente para soportar el peso de cualquier tipo de tráfico, ahora destrozados y sobre el piso.

“Seguid vosotros” Dijo una voz que pertenecía a Scottie.

Todos preguntamos qué demonios hacía. Todos sabíamos que no llegaríamos al final del puente sin ser masacrados, Scottie también. Decidió quedarse, aguantar la tormenta y darnos un respiro. Él era quien mejor manejaba nuestra pobre artillería, el que mejor lucharía en ese campo, el que menos posibilidades tenía de llegar al final del puente, el que más nos retrasaría. Él fue quien luchó en Centro América junto a Cheng, quien ahora le abrazaba despidiéndose para siempre. Él fue quien persuadió al alemán para que no le siguiese, sólo le molestaría. Él fue quien me dijo que contase esta historia, y que contase algo bueno de él. Él fue el héroe.

Seguimos corriendo, detrás el Armagedón se llevaba a Scottie a donde no le veríamos jamás. Explosiones, ráfagas. Brillos. Silencio…

Nosotros ya estábamos ante los agentes tratando de persuadirles para que nos dejasen entrar. No sabemos cuanto fue el tiempo de la discusión, pero al girarnos, a escasos 15 metros, se encontraban los jinetes… con sus caballos jadeando, sus armas humeando.

No se qué hablaron Derek y compañía con la policía, pero tras un mortal cruce de miradas… pasamos al otro lado.